¿Qué sentido tiene esta vida? Está todo tan informatizado, tan calculado, tan controlado, que la magia de la vida está presa en una cárcel de globalización y tecnología.
A veces, recuerdo mi infancia. Lo admito, he llorado desempolvando viejas fotografías y observando cómo era la vida por aquellos entonces. Gafas gigantes de pasta, camisas de flores, peinados extravagantes. Magia, romanticismo. ¡Qué felicidad correr por mi campo de la Jara, crear fuertes con paneles de madera y hacer guerras de limones! Qué triste y vacío me siento jugando a la videoconsola, relacionándome por redes sociales. Lo que más me entristece es que soy una víctima de este siglo XXI, he caído preso. Esta desidia me ha abrazado con tanta fuerza que no logro deshacerme de ella.
¿Hacia dónde camina la humanidad, siempre de la mano de la tecnología? ¿Por qué despreciamos valores imprescindibles como el concepto de libertad, la solidaridad, la igualdad? ¿Por qué está el ser humano olvidando el verdadero sentido de la vida?
¿Por qué, hoy día, nadie sueña con una placentera y tranquila vida en el campo? ¿Por qué nadie disfruta de los pequeños detalles? ¿Por qué nadie se hace preguntas?
¿Por qué nadie ama hasta creer morir? ¿Por qué nadie hace locuras por amor?
¿Por qué están todos preocupados por asuntos banales y superficiales como la moda, los videojuegos o la tecnología?
¿Por qué nadie llora?
Y yo quisiera ser como vosotros. ¡Cuánto os envidio! Desearía poder deshacerme de esta sensación de vacío. ¡No podéis comprender cuán duro es sentirse fuera de lugar! Echar un vistazo a mi alrededor y no ver más que caras largas, ojos vacíos.
Citando a Zatu, ¿a dónde van todos esos muchachos sin alas?
¿A dónde voy yo con este corazón?
A veces, recuerdo mi infancia. Lo admito, he llorado desempolvando viejas fotografías y observando cómo era la vida por aquellos entonces. Gafas gigantes de pasta, camisas de flores, peinados extravagantes. Magia, romanticismo. ¡Qué felicidad correr por mi campo de la Jara, crear fuertes con paneles de madera y hacer guerras de limones! Qué triste y vacío me siento jugando a la videoconsola, relacionándome por redes sociales. Lo que más me entristece es que soy una víctima de este siglo XXI, he caído preso. Esta desidia me ha abrazado con tanta fuerza que no logro deshacerme de ella.
¿Hacia dónde camina la humanidad, siempre de la mano de la tecnología? ¿Por qué despreciamos valores imprescindibles como el concepto de libertad, la solidaridad, la igualdad? ¿Por qué está el ser humano olvidando el verdadero sentido de la vida?
¿Por qué, hoy día, nadie sueña con una placentera y tranquila vida en el campo? ¿Por qué nadie disfruta de los pequeños detalles? ¿Por qué nadie se hace preguntas?
¿Por qué nadie ama hasta creer morir? ¿Por qué nadie hace locuras por amor?
¿Por qué están todos preocupados por asuntos banales y superficiales como la moda, los videojuegos o la tecnología?
¿Por qué nadie llora?
Y yo quisiera ser como vosotros. ¡Cuánto os envidio! Desearía poder deshacerme de esta sensación de vacío. ¡No podéis comprender cuán duro es sentirse fuera de lugar! Echar un vistazo a mi alrededor y no ver más que caras largas, ojos vacíos.
Citando a Zatu, ¿a dónde van todos esos muchachos sin alas?
¿A dónde voy yo con este corazón?
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