Un largo camino que hay que recorrer; desde ahora hasta el fin.

domingo, 6 de enero de 2013

Profecía autocumplida.

 Se comenta por la calle que le vieron tirar la toalla. Le vieron hacerlo con la misma delicadeza que el que deposita el envoltorio de un chicle en una papelera, con indiferencia, frialdad. Tal vez, se dice, se deshizo tan rápida y fácilmente de tal sentimiento que le había poseído durante tanto tiempo porque sabía que aquél momento llegaría tarde o temprano (más tarde que temprano por su soberbia persistencia).

 Cuentan que enterró aquella ilusión con sus propias manos, haciendo un esfuerzo sobrehumano que con nadie nunca compartió, pues lo que se entierra bajo tierra ha de yacer.

 A unos y otros sorprendía su inmensa sonrisa, su gran seguridad, su honestidad y valentía. Sorprendió también no haber perdido la fe ni sentirse despechado ni abatido.

 Hay quien cuenta que le preguntaron sobre el tema, algún día. Él, mientras tiraba un cigarrillo al suelo, se alisaba el pelo y hacía un gesto despreocupado con su mano derecha, sólo dijo "¿tirar la toalla? ¿Acaso no veis que he ganado el combate?

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