¿Qué es Yuste? Un conjunto de contradicciones, blanco y negro, luz y oscuridad. Escuchar Bob Dylan y, acto seguido, Skrillex. The Moody Blues y Enrique Morente.
Hoy quiero ser feliz. Hoy quiero sonreír. Hoy quiero gritar, bailar, cantar, saltar. Quiero brillar por mí mismo, quiero volver a rivalizar con el sol. Quiero gritarle a las dudas que nuestro pacto de hermandad se ha roto para siempre. Quiero sentir que las zarpas de la incertidumbre dejan de presionarme la yugular. Quiero mirar hacia el cielo y sentir que nada puede preocuparme. Quiero sentirme grande, libre, único, exclusivo, auténtico. Libre. Quiero casarme con la libertad, hoy. Quiero jurarle amor eterno al amor. Y que el amor me corresponda. Quiero gritarle al demonio que, hoy, mañana y pasado va a tener competencia. Quiero hacer feliz. Quiero que me hagan feliz. Quiero sentir que alguien confía en mí plenamente. Quiero que me acaricien, que me hagan vibrar. Quiero que me toquen el pelo, que me digan “qué tonto eres”. Quiero beber cerveza con mis amigos hasta que me reviente el hígado. Fumar hasta que mis pulmones sean dos piedras carbonizadas. Quiero dejar de lado toda esa mierda que no me deja levantar la cabeza. Quiero ser Yuste.
Así que levanta el vuelo, buitre, si no vienes a traerme más que buenas sensaciones. Entra en mi vida si vienes con una bandera blanca y te garantizo confianza, apoyo, buenos consejos y muchas carcajadas. Me cuesta mucho abrir mis puertas, pero si entras, sólo saldrás si tú quieres marcharte. Soy de verdad, soy auténtico, no soy de esas personas de mentira. Si hoy te digo que te quiero y te tengo cariño significa que te quiero y te tengo cariño. Ayer, hoy, mañana y pasado. No quiero idas y venidas. Quédate si eres de verdad, aquí tienes un huequecito.
No quiero mentiras, no quiero hipocresía, no quiero malas caras, no quiero victimismo, no quiero inmadurez, no quiero insensatez, no quiero superficialidad, no quiero tristeza sin motivos, ni pesimismo. No quiero puertas cerradas, no quiero orgullo, nada de orgullo. No quiero egos echándome un pulso. No quiero que el día amanezca nublado. No quiero malos presentimientos, malos augurios. No quiero egocentrismo. No quiero que la reciprocidad brille por su ausencia.
Y quiero, si puede ser, un paquetito de pipas y una cervecita. Si no es mucho pedir.
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