Últimamente tengo la sensacion de que no puedo controlar mis sentimientos. Absolutamente ninguno. Es como si, de repente, toda mi fortaleza se hubiese venido abajo, dejando el castillo fácilmente penetrable. Me invaden sensaciones repentinamente con tanta fuerza, que ,a veces, siento que no podré soportarlo. Es tan sumamente extraño e incomprensible que no sé como ponerle fin a esta situación, la sensación de impotencia me ahoga y me angustia. Bien es sabido por todos que soy muy sentimental. Por naturaleza, tiendo a vivir al máximo cualquier tipo de circunstancia sentimental que se produzca en mi vida, viéndome así expuesto a cambios bruscos de humor. A mí no me va eso de mantenerme en el punto medio. Es muy aburrido. Pero tampoco deseo esto.
Quizás podamos atribuir esto a la época de transición en la que me encuentro, a la incertidumbre, el miedo, al no saber que me encontraré este año en Sevilla, en la ESAD, en la convivencia con mis amigos. Estoy seguro que el destino me depara grandes momentos este año, pero no puedo evitar sentirme algo asustado. Y, supongo también, mi corazón de hombre no puede ocuparse de dos asuntos a la vez.
No significa esto que esté triste. Ni mucho menos. Simplemente, la balanza siempre está totalmente vencida hacia un lado y, eso, a la larga, quema.
Necesito algo de estabilidad y seguridad en mi vida, cosas que siempre han brillado por su ausencia. Pero la necesito. Supongo y espero que pronto la encontraré, compartiendo piso con mis hermanos y sintiéndome realizado, haciendo lo que me gusta.
Un saludo, colegas. Y un besito en la nariz, blanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario